En México ya se respira el aroma del cempasúchil y el pan de muerto. Cada año, las familias se preparan para recibir a quienes ya no están con uno de los rituales más emotivos y coloridos del país: las ofrendas del Día de Muertos. Aunque cada altar varía según la región o las costumbres familiares, existen elementos básicos que no pueden faltar y que tienen un profundo significado espiritual.
De acuerdo con el Gobierno de México, la tradición comienza desde el 28 de octubre, fecha en la que se cree que llegan las almas de quienes fallecieron de forma trágica. Los días 30 y 31 de octubre están dedicados a los niños no bautizados, mientras que el 1 de noviembre se celebra a los “muertos chiquitos” o santos, y el 2 de noviembre se dedica a los adultos difuntos.
Armar una ofrenda va más allá de un adorno: cada elemento tiene un sentido especial.
- Mantel blanco: representa la pureza.
- Sal: simboliza la purificación del alma.
- Agua: calma la sed del difunto después de su largo viaje.
- Velas y veladoras: su flama guía a las almas de regreso a su hogar.
- Copal e incienso: limpian el espacio de malas energías y permiten la entrada de las almas sin peligro.
- Flores de cempasúchil: su color amarillo guía el camino de las ánimas desde la entrada de la casa hasta el altar.
El pan de muerto, quizá el elemento más querido del altar, representa la fraternidad y el cariño hacia los seres queridos que partieron. El papel picado, por su parte, simboliza el aire, uno de los cuatro elementos esenciales que deben estar presentes junto con el fuego, agua y tierra.
También se colocan calaveritas de azúcar o chocolate, que reflejan la visión prehispánica de la muerte como parte de la vida, y comidas tradicionales o los platillos favoritos del difunto, para que disfrute durante su visita al mundo de los vivos. Finalmente, la fotografía del ser querido es fundamental: se cree que sin ella, el alma no puede reconocer su ofrenda.
Hoy en día, las ofrendas también incluyen objetos más modernos: dulces, juguetes, bebidas, música o incluso tecnología, dependiendo de la persona homenajeada. Lo importante no es cuántos elementos tenga, sino el amor y la intención con la que se prepara.
Este Día de Muertos 2025, más allá de los adornos, la verdadera magia está en recordar con cariño, celebrar la vida y mantener viva la conexión con quienes ya no están.